Llueve. Y yo trato de abstraerte en películas, de plasmarte cual fotografia para no olvidarte, para no confundirte entre tantas otras películas y viajes maravillosos, postrado desde mi cama trato de invocarte en un rito obcecado, pero sincero. Trato de cubrirte y de arroparte, como si estuvieras a mi lado, cantando y saltando, con esa carita tan tuya como mía, con esos labios pequeños que creo poder atrapar de un bocado, con tu tambaleo de niña, con tus sueños que juegan al escondite, y yo, que no se contar hasta mas de 10 sin pensar en ti, abro un ojo sin que te des cuenta y te observo correr, entre hojas y flores, entre tanto verde y tantos arcoiris que hay brotando por ahí, para saber hacia donde van tus sueños, hacia donde marchan, donde se esconden, y poder librarlos como a tantos otros compañeros. 1 2 3 por mi y ya estoy entre tus brazos, para descansar y quizás dormir, para descansar y quizás escabullirme por tu pecho, para mirarte en mi y verme en ti, con el deseo inexpugnable de encontrarme sentado en un rincón de tu memoria (corazón sonaba muy cursi) y escapar por tus ojos, sabiendo que siempre permaneceré en ese rincón soberano que entre beso y beso logre robarte.
Sigue lloviendo. Mi perro le ladra a mi puerta. Y yo, que siempre estoy pensando en ti, creí verte llegar, así, de improviso, sin respuesta, así, como apareciste aquel día, y trajiste contigo ese lugar que solo yo creía conocer, de columpios, de enredaderas, de besos babosos y barro, donde una tarjeta, algunos colores, un ángel y una caricia bastaban, para correr, para volar, para dejarse llevar por la lluvia y bailar en la noche, entre el viento y la luna, entre tanta y tanta gente que vive y no sabe vivir, que vive sin saber que vive, trajiste ese lugar donde un gatito blanco se enoja con los niños si no se portan bien, donde los escalofríos, la vergüenza y el dolor de estomago son compañeros, donde el pecho es el motor. Ese alejado cuarto en donde solo necesito cerrar mis ojos cansados, para idear mil mundos a donde llevarte, para transformarte en la protagonista de todas mis historias, para llevarnos a vivir en una fantasía, donde cada cuadro se arma y se desmorona con un suspiro, donde nacen los colores y mueren las hojas marchitas, donde la nieve sube, y nosotros con ella, hasta creernos solos en esta dimensión, en mi mente, en tu mente, olvidando libreto y moral, tan solo flotando, entre violines y arpas, entre plumas y llaves de sol, donde nos recostamos sobre miles de unicornios y un par de duendes y contamos nubes y ovejas. En ese lugar donde el sueño no acaba.
martes, 3 de marzo de 2009
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario